jueves, 5 de febrero de 2015

El verdadero pecado de la homosexualidad: la discriminación

Habré tenido trece años la primera vez que escuché a alguien llamarme lesbiana (de forma peyorativa, por supuesto), por ser una niña "demasiado cariñosa". En medio de mi inocencia, a penas y sabía lo que ese término significaba, pero, por el modo en que era utilizado, me lo tomé como un insulto y me molesté.
Por supuesto, a medida fui creciendo aprendí el significado de esa palabra y muchas otras relacionadas a la homosexualidad o, mejor aún, relacionadas a la diversidad sexual. Descubrí que la intolerancia es un arma muy poderosa para pisotear los sueños y esperanzas de las personas, sobre todo en la adolescencia, ya que es en esta etapa en la que todos y todas queremos encajar de alguna manera. Nadie quiere sentir que es diferente y por eso tenemos miedo y no sabemos quién debemos ser.
El país que vivo, mi hogar, es sumamente intolerante y discriminador, por eso no podía perder la oportunidad de ofrecer mi opinión al respecto, con la necesaria aclaración de que no soy homosexual. (Digo necesaria porque si no lo enfatizo, muchos pensarán que apoyo la causa porque soy parte del grupo discriminado en cuestión.).

Primero que nada, debo decir que si usted es religioso y cree en un Dios amoroso, usted no puede estar en contra de las personas que aman. Ahí está, simple. Lo menciono como primer punto porque muchos escudan sus opiniones en la religión, alegando que las personas con distintas orientaciones sexuales a la heterosexual son pecadores. Damas y caballeros: ¡Amar es amor!
Ahora bien, piense un poco, el Reino Animal, basto como es y del que usted forma parte, engloba también criaturas no heterosexuales. (Más de 1500 especies de animales tienen parejas del mismo sexo, podemos nombrar a los chimpancés, pingüinos, cisnes, bisontes, jirafas y diversas aves.)[1].
Llegados a este punto, quisiera plantearle una pregunta: ¿Conoce usted a algún homosexual, pansexual, travesti, transexual o alguien que vive su sexualidad de un modo distinto al suyo? No sé cuál será su respuesta, pero lo mejor que puedo hacer es responderle yo misma dicha cuestión: Sí. Los y las conozco y ni uno, ni siquiera uno de ellos, es mala persona. Son amables, listos y dispuestos a ayudar en caso de necesidad. No puedo afirmar que todos son iguales, más de alguno debe haber que sea desagradable, porque este mundo está lleno de personas diferentes, opiniones diversas... A lo que quiero llegar es que no se puede afirmar que porque tienen una orientación sexual diferente son malos y no merecen estar en los mismos lugares que usted.
No se trata de una enfermedad ni de un trastorno, no se trata de una etapa de rebeldía de su hijo o hija ni de un momento de debilidad, es simplemente otra manera de vivir a la cual cada persona tiene derecho y no se le debe juzgar por ello. Por favor no piense que porque un hombre lave los trastes o haga la limpieza será gay o que si su hija juega con carritos durante su infancia será lesbiana. Saque esas ideas de su cabeza, porque no le llevarán a nada. Y, por favor, no crea que por leer este artículo o artículos de este tipo usted y quien lo lea corre el riesgo de cambiar su sexualidad.
Si le facilita el entendimiento de esta cuestión, le propongo un reto: Cambie usted su sexualidad. Si lo logra, habrá demostrado que me equivoco. Sin embargo, le puedo ahorrar la fatiga de intentarlo, pues ya sé el resultado: no podrá. Tal vez así usted y yo podemos llegar a comprender que este mundo no necesita más intolerancia y discriminación, sino empatía.




[1] Fernando Pino. (4 de abril de 2013). 5 mitos sobre la homosexualidad derrumbados científicamente. 5 de febrero de 2015, de Curiosidades Sitio web: http://curiosidades.batanga.com/4306/5-mitos-sobre-la-homosexualidad-derrumbados-cientificamente

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"La tolerancia es el fundamento de convivir en paz y entendiendo que en el mundo somos diferentes"
-Mujica