jueves, 16 de noviembre de 2017

Subiendo escaleras

Una mujer en sus veintitantos está subiendo las escaleras. Una a una, con toda la paciencia del mundo. Las sube despacio y sin pausa para poder llegar a su destino temporal o permanente.
Subió la tercera grada.
Sus problemas no importan; si tiene hijos o no tampoco es relevante. No interesa si va al trabajo o a su piso del apartamento. No importa si es de alcurnia o de cantón.
Muchas cosas no importan cuando subes las escaleras, es sólo una subida corta, un pequeño ejercicio de 13 escalones.
Subió la séptima grada.
¿Va triste o feliz? Tampoco es de importancia, ella sólo sube las escaleras. Por su nombre no preguntes, ese es un detalle innecesario. No cuenta las escaleras, sólo se sostiene del barandal de madera gastada por el uso; muchas personas deben de subir por esta escalera.
Subió la décima grada.
La pared está cubierta con un viejo papel tapiz de vaqueros, ¿por qué? Nadie lo sabe, ni siquiera el dueño lo sabe, piensa que el antiguo dueño lo ha de saber, pero no tiene idea este tampoco. La verdad es que ella hace un juego espantoso con ese papel tapiz: su traje formal azul se ve fatal en contraste.
Subió la décimo segunda grada.
Está a punto de llegar al final de la escalera, puedes ver que empieza a fruncir el seño; su blanca tez se arruga con ese pequeño gesto que le da más edad. parece que está un poco cansada, su peso ha de influir en esto, pero eso tampoco es de vital importancia. Su cabello es negro y parece que nunca lo ha teñido, pero, ¿qué importa todo eso? Si al final de cuentas todo lo que ha hecho es subir las escaleras.
¿Subió la décimo tercer escalera?
No sé, me distraje y dejé de verla; bien pudo haber desaparecido y ya.

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"La tolerancia es el fundamento de convivir en paz y entendiendo que en el mundo somos diferentes"
-Mujica